viernes, 27 de mayo de 2016


LA lA ENFERMEDAD DE ESTAR OCUPADO


Hace unos días me encontré con una buena amiga. Me detuve para preguntarle qué tal le iba y saber cómo estaba su familia. Puso los ojos en blanco, miró hacia arriba y en voz baja suspiró: “Estoy muy ocupada… muy ocupada… demasiadas cosas ahora mismo.”
Poco después, le pregunté a otro amigo y le pregunté qué tal estaba. De nuevo, con el mismo tono, la misma respuesta: “Estoy muy ocupado, tengo mucho que hacer.”
Se le notaba cansado, incluso exhausto.
Y no sólo nos pasa a los adultos. Cuando nos mudamos hace diez años, estábamos emocionados por cambiarnos a una ciudad con buenos colegios. Encontramos un buen vecindario con mucha diversidad de gente y muchas familias. Todo estaba bien.
Después de instalarnos, visitamos a uno de nuestros amables vecinos y les preguntamos si nuestras hijas podrían conocerse y jugar juntas. La madre, una persona realmente encantadora, cogió su teléfono y empezó a mirar la agenda. Pasó un rato deslizando la pantalla y al final dijo: “Tiene un hueco de 45 minutos en las próximas dos semanas. El resto del tiempo tiene gimnasia, piano y clases de canto. Está muy ocupada.”
Los hábitos destructivos empiezan pronto, muy pronto.
¿Cómo hemos terminado viviendo así? ¿Por qué nos hacemos esto a nosotros mismos? ¿Por qué se lo hacemos a nuestros hijos? ¿Cuándo se nos olvidó que somos “seres” humanos y no “haceres” humanos?
¿Qué pasó con el mundo en el que los niños se ensuciaban con barro, lo ponían todo perdido y a veces se aburrían? ¿Tenemos que quererlos tanto como para sobrecargarlos de tareas y hacerles sentir tan estresados como nosotros?
¿Qué pasó con el mundo en el que podíamos sentarnos con la gente que más queremos y tener largas conversaciones sobre nosotros mismos, sin prisa por terminar?
¿Cómo hemos creado un mundo en el que tenemos más y más cosas que hacer con menos tiempo libre (en general), menos tiempo para reflexionar, menos tiempo para simplemente… ser?
Sócrates dijo: “Una vida sin examen, no merece ser vivida.”
1. Llegeix aquest text i fes un resum.
Aquest text xerra de que tenim que divertirnos no estar tot ocupat tenim que sortir de casa a prendre el aire 
2. Escriu-ne la teva opinió personal.
m'agradat per que veu que tots estan ocupats
3. Cerca un text sobre un tema que t'interessi i el penges al teu blog amb imatges.
 

En todas las culturas del mundo se emplea el maternés, esto es, la forma especial de habla que usan los adultos para dirigirse a los niños. Se distingue fácilmente porque se utiliza un tono más alto de lo normal y mayor variación tonal, las vocales se articulan melódicamente y se recurre a frases más breves y más repeticiones. De hecho, según la psicóloga Anne Fernald, de la Universidad de Stanford, una de las mayores expertas mundiales en este asunto, los bebés se sienten más cómodos con el maternés.
No es la única peculiaridad de la lengua relacionada con los niños: el proyecto Narratives from the Crib, impulsado por el psicólogo Jerome Bruner, ha puesto de manifiesto que los pequeños utilizan un lenguaje diferente cuando hablan a solas.
Bruner descubrió que las conversaciones que tenían los niños consigo mismos cuando estaban en su habitación eran más ricas y complejas lingüísticamente que las que mantenían con sus padres. En general, los monólogos consistían en cuentos en los que el menor trataba de integrar hechos, acciones y sentimientos, un proceso clave para el desarrollo mental.
Por otra parte, dominar más de un idioma, e incluso aprender un segundo o un tercero mejora el rendimiento de nuestro cerebro. Según la psicóloga Ellen Bialystok, de la Universidad de York, en Toronto, ser bilingüe retrasa el diagnóstico de demencia una media de 4,5 años.

En un estudio publicado en la revista Behavioral Brain Research, Brian T. Gold, del Departamento de Anatomía y Neurobiología de la Universidad de Kentucky, apunta, además, que ser bilingüe actúa como una especie de sistema de protección contra la destrucción de neuronas, y que quienes dominan con soltura dos o más lenguas tienen el doble de probabilidades de mantener una función cognitiva normal tras sufrir un accidente cerebrovascular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario